domingo, 27 de marzo de 2011

La Fiesta, el Tsunami y la Actividad Económica

Lo esperaste todo el mes y finalmente se dio. Tus viejos se fueron todo el fin de semana al Tigre, “Una cabañita al lado del río…”. Nada te podía importar menos. Era tu noche e ibas a tirar la casa por la ventana.

Y así fue como el viernes cayeron todos tus amigos, amigas, amigos de tus amigos, amigas de tus amigas, amigas del novio de tu amiga y la prima de la novia del mejor amigo de tu hermano (que, dicho sea de paso, está bárbara). No faltó nadie.

Entre música y alcohol, la fiesta fue tomando color, calor y los decibeles fueron aumentando hasta dejar con insomnio a más de un vecino. Sin embargo, no te enteraste de nada. El único tema fue despertar al otro día y ver que tenías seis vasos menos, todos los pisos pegajosos y (regalo de los vecinos) toda tu puerta rayada con llaves.

Y claro, para el lunes la casa debía estar impecable sí o sí. De modo tal que saliste urgente a comprar un nuevo juego de vasos y a conseguir un pintor que quisiera trabajar un sábado. En vasos se te fueron $100, el pintor te atendió con $300 y encima terminaste creyendo que te estaba haciendo un favor. Bueno, en parte era cierto.

Ahora bien, para algunos economistas, como ahora los vendedores de vasos y el pintor tienen un ingreso nuevo, lo que tenemos que hacer para hacer crecer una economía es ir rompiendo vasos y arruinando la puerta de entrada de las casas vecinas. Finalmente, el hecho lamentable, da lugar a un círculo virtuoso de crecimiento y actividad económica.

En su último artículo titulado “Economic Lunacy” Walter Williams cita a Nathan Gardels, editor de la publicación New Perspective Quarterly, quien afirma:

“Nadie –y menos alguien como yo que he vivido el terror existencial de los temblores californianos - debería minimizar el dolor, sufrimiento y desorden causado por el inmenso terremoto y tsunami japonés. Pero si uno pudiera mirar más allá de la devastación, existe un lado rescatable. La necesidad de reconstruir una gran parte del país creará oportunidades enormes para el crecimiento de la economía doméstica…”

En la misma línea, el Nóbel de economía Paul Krugman afirma:

“La catástrofe nuclear puede terminar siendo expansiva (en términos de crecimiento económico). Si no para Japón, entonces al menos para el mundo como un todo…”[i]

Lo que este enfoque no ve es que el sábado próximo vos tenías la fiesta de egresados de un amigo y tenías pensado gastar esos cuatrocientos pesos que salió la “reconstrucción” de tu casa en mandarte a hacer a una camisa.

Ahora bien, antes de la fiesta, vos tenías seis vasos, una puerta sana y $400 pesos para comprar una camisa. Ahora sólo tenés los vasos y la puerta reconstruida para que tus viejos no te maten.

En Japón pasa lo mismo, el terremoto generó daños que deberán ser reconstruidos. Por supuesto que los “reconstructores” verán incrementado su patrimonio. Pero apreciar esto y considerarlo crecimiento económico implica ignorar todas aquellas compras, inversiones o ahorros que podrían haberse realizado de no haber existido tan triste suceso.[ii]


[i] Para ver el artículo completo que cita a Krugman ingresar a http://www.thefreemanonline.org/columns/not-so-fast/japans-supposed-silver-lining/

[ii] El razonamiento es una actualización del expresado por el ecnomista Frédéríc Bastiat en su célebre “Falacia de la Ventana Rota”. http://www.elcato.org/publicaciones/otros/ventana_bastiat.html

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